Los
objetos que aparecen en mis pinturas, cotidianos y deformados, son un
denominador en mi trayectoria pictórica. Mi experiencia
internacional encuentra un punto de anclaje en estos elementos que se
repiten de un sitio a otro y que se convierten en una especie de
metáfora de las preguntas a las que mi obra intenta responder. Las
grandes cuestiones no han varíado, y el país en cuestión y sus
elementos cotidianos se han convertido en una nueva perspectiva desde
la que contestar siempre al mismo tipo de cuestiones: la consciencia
en la experiencia, el sentido del ser y las interacciones entre egos
sociales, entre otras.